El 18 y 19 de septiembre pasados, se realizó en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sustentable –ODS–, donde se analizó la situación a mitad del período. La Agenda 2030 está constituida por los 17 ODS que sintetizan todos los aspectos de la vida humana y del medio ambiente. Tiene metas e indicadores precisos para medir su evolución. Al aprobarse en la Asamblea de la ONU en 2015, surgió una importante esperanza ante un cambio positivo. Este año a mitad de camino, porque transcurrieron siete de esa promesa, se evaluó cómo están. En 2015, todos los gobiernos y la representación de la sociedad civil que participaba se proponían cumplir las metas en los siguientes quince años, entre 2015 y 2030. Transcurridos siete años, cuando estamos a mitad del período se hizo un balance que no nos puede dejar tranquilos. El retroceso es muy grande y el balance indica que es difícil de remontar en los próximos años hasta 2030. Si bien los indicadores, en general, se deterioraron durante la pandemia, y se sumó el conflicto de la invasión de Ucrania por parte de Rusia y el aceleramiento del deterioro ambiental, todo esto produjo un estancamiento a partir del cual los ODS pierden sus posibilidades de concretarse. Este deterioro se va profundizando y es así como recientemente en la Cumbre de los ODS se plantea la urgencia no solo de ratificar el compromiso con la Agenda, sino que los países presenten compromisos concretos que les permitieran reencauzar las metas, para que por lo menos, mejoren y aumenten las posibilidades de lograr acercarse, aunque no se consiga totalmente. Cepal frente a eso plantea que solo el 25 % de las metas en las que sí existe información en los países de la región, muestran un comportamiento que les permitirá su cumplimiento en 2030. Un 27% de las metas muestran que no llegarán a cumplirse y que continuará su retroceso. En el medio, queda una franja del 48% de las metas, que si bien van hacia su cumplimiento, lo hacen en una forma tan lenta que no llegarán a lograrlo en 2030. Es decir, solo un 25% de las metas podemos decir que en nuestra región lograrán alcanzarse en tiempo, el resto no llegará y continuará retrocediendo o solo avanzará muy despacio. Esto indica la gravedad de la situación.

Si miramos la situación de un objetivo que mide la situación de mujeres y niñas como es el ODS 5, ONU mujeres elaboró un estudio donde analiza la evolución de este indicador. Su diagnóstico es “desastroso” y evidencia cómo las mujeres y las niñas han sido mucho más afectadas y se encuentran en situaciones más delicadas, por el retroceso que registra la mayoría de los indicadores. Entre los más graves, señalemos el relativo a los años que se necesitarán para eliminar el Abuso Sexual en la Infancia –ASI–, estimando que se requieren trescientos años para lograrlo. A su vez, una de cada cinco mujeres se casa antes de cumplir los 18 años. Si se considera la eliminación de las leyes discriminatorias se requerirán 280 años para lograrlo. En relación a la representación política, aún hay un 21,2% de países en el mundo que no tienen ninguna ley que permita a las mujeres participar más en las elecciones como la ley de cuotas. Y solo el 30,9% de los países tienen leyes de cuota efectivas que aseguran a las mujeres, mejores posibilidades de ser electas. Ahora que promovemos la igualdad o paridad en la representación política, o sea que el 50% de los cargos sean para mujeres, si aún hay tanto retraso con la ley de cuotas, costará mucho alcanzar la paridad a escala mundial. Respecto al poder de decisión de las mujeres casadas, evidencia que solo alrededor del 50% mantiene capacidad de decisión, el otro 50% no tiene esa capacidad y esto se refleja en la salud sexual y reproductiva, un área donde las mujeres aún se ven sometidas a las decisiones de los compañeros o parejas. ¡El panorama es muy triste!